El concepto de la autoestima, ha sido tratado en varias ocasiones en las charlas semanales de nuestro espacio cuidador, y por ser tan esencial en nuestras vidas y para nuestro bien estar, les traemos este nuevo artículo enfocado en hacer especial hincapié en revisar cómo fue nuestra niñez, cuales fueron esos aspectos, circunstancias y personas que influyeron en la construcción de mi autoestima, y como me veo hoy como persona adulta, como está mi autoestima, como influye en mi proyecto de vida,
La autoestima es esa percepción y valoración positiva o negativa que nos hacemos de nosotros mismos. Es la manera como nos respetamos, aceptamos y apreciamos. Una autoestima saludable, implica sentirse capaz, ser amado, respetado, valorado.
La autoestima se va elaborando desde la infancia a través de la educación que vamos recibiendo en la relación con nuestros padres, hermanos, profesores, amigos, comunidad, ambiente cultural, religión, tradiciones.
Una autoestima elevada nos ayuda a luchar por nuestras metas y lograr nuestros objetivos en cualquier campo laboral que hayamos escogido sin que que nos dejemos derrotar por lo fracasos e inconvenientes que se presentan en esta búsqueda. Una autoestima baja, cierra oportunidades. La falta de confianza en uno mismo nos limita y nos lleva a pensar que no contamos con las habilidades y recursos necesarios para alcanzar nuestras metas.
¿Cuál fue mi historia cuando era un niño?
Siempre podemos mejorar y fortalecer nuestra autoestima y trabajar en la construcción del ideal que queremos lograr y una manera de hacerlo es empezando por revisar cómo fue esa formación que recibimos en nuestra niñez. Mediante la formulación de las siguientes preguntas y respondiendo a consciencia y con honestidad podemos ir estableciendo que cosas buenas y no tan buenas recibí, en qué proporción las recibí y que faltó.
. En primer lugar, repasar cual fue mi historia cuando era pequeño(a). ¿Cómo era mi comportamiento? ¿Hacia pataletas, lloraba, era caprichoso? ¿Me quedaba callado ante las observaciones o juicios que hacían hacia mí?
. ¿Podía expresar mis sentimientos a mis mayores o podía influenciar a los demás con mis sentimientos?
. ¿Cómo me trataban? ¿Me respetaban o que hacia yo para que me respetaran?
. ¿Me culpaban de las cosas que ocurrían? ¿Era la victima de las circunstancias? ¿Me desbordaba o o no media el impacto de mis emociones?
. ¿Eran afectuosos conmigo? ¿Recibía amor, comprensión?
. ¿Me permitían expresarme y podía hablar con mis padres o tutores o me criticaban y descalificaban?
. ¿Me quedaba inmóvil y atemorizado ante los adultos? ¿Me quedaba callada ante las diferencias?
. ¿Puedo ver si era un niño feliz? ¿Me gocé mi niñez?
. ¿A quién me parecía más? ¿A papa, mamá, algún tutor? ¿A quién imitaba?
. ¿Me permitían cometer errores? ¿Era un niño juicioso o rebelde o pasiv0? ¿Era obediente?
. ¿Me ha gustado o he rechazado mi aspecto físico?
¿Gocé mi niñez?
Una vez realizado este examen personal, es más fácil entender de qué forma he ido construyendo mi autoestima con esa formación que recibí. Cuáles fueron los aspectos positivos y cuales los negativos que me influenciaron y reconocer las intenciones que mis padres o tutores pusieron en mi formación. El paso del tiempo nos permite identificar quienes queremos ser frente a ese pasado que tuvimos y hacer ajustes, realizar cambios, implementar nuevas formas de ver el mundo y conservar lo que nos gusta y trabajar con disciplina en ese modelo de persona que quiero ser.
En la construcción o fortalecimiento de mi autoestima es necesario considerar los conceptos que involucra esta palabra:

Soberanía: Es sentir que yo ocupo un lugar en el mundo,
. Empoderamiento: Es el proceso que nos ayuda a adquirir confianza en nosotros mismos y este empoderamiento se refleja en mi lenguaje.
. Fijar límites: Reconocer y fijar mis necesidades y comunicárselas a los demás. Los limites no ayudan a prevenir el estrés, a proteger el bienestar personal, mantener un equilibrio y evitar situaciones que causen dolor.
. Determinación: Es la capacidad de tener un propósito en la vida y comprometerme con dicho propósito. La determinación nos lleva a actuar antes las diferentes situaciones.
. Singularidad: Son las cualidades que nos diferencias ante los demás.
. Individualidad: carácter peculiar y distintivo frente a los demás.
Todos estos aspectos se van formando en la vida y nos permite por lo tanto vernos. Cuando nos vemos, lo hacemos desde lo positivo, pero también desde esas áreas más oscuras que debemos mejorar, es cuando entra en juego la autoconsciencia.
¿Cómo está hoy mi autoestima?
De acuerdo con el Dr. Alfred Langle – doctor en medicina y psicología, la autoestima es: “La libertad para permitirse una acción en concordancia con los principios personales, actuando como un ser único, auténtico, auto valorado y autónomo.
Debemos apreciar tres elementos fundamentales para ser sí mismos:
. Atención (respeto de sí)
. Justicia (ser justo consigo mismo, equidad)
. Consideración (Aprecio de sí mismo y los demás).
Si contamos con estos tres elementos vamos a poder vernos en el “El yo-tu”.
Considerando estos elementos podemos hacer un ejercicio que sugerimos sea frente a un espejo, y hacernos unas preguntas desde el adulto que soy hoy, y observarme en la edad que tengo actualmente.

. ¿Puedo ser yo mismo?
. ¿Me permito salir con características y mis gustos?
. ¿Qué me gusta y que no me gusta de mí?
. ¿Sobrevaloro mis características personales?
. ¿Fijo limites o me acomodo a lo que los demás quieren?
. ¿Me gusta ser independiente?
. ¿Qué tan autónomo soy en mi vida?
. ¿Puedo reconocer lo positivo que hay en mi o me quedo mirando lo que me falta, lo que no tengo y lo que no hay? Porque si no lo veo en mí, seguramente me pasa lo mismo al mirar a otros.
¿Y si otra persona me evalúa, puedo sostener la mirada? ¿O la evado, me agacho, o me da temor?
. ¿Me trato con justicia, es decir me veo las cosas en su justa medida?
. ¿Me acepto como soy físicamente? Me gusta mi cuerpo, mi cara, o me quedo pensando en lo que me falta, lo que no tengo, o soy consciente que al pasar el tiempo mi cuerpo va cambiando.
. ¿Con quién me aburro?
. ¿Cuáles son esos valores de mi vida que estoy honrando? ¿Soy coherente con lo que pienso digo y hago?
. ¿Cómo la voy con mi pareja, mis hijos mis amigos?
. ¿Cómo realizo la tarea de cuidado? ¿Expreso lo que siento y pienso?
. ¿Puedo luchar por mí mismo? ¿Cómo son esas auto conversaciones que tengo conmigo mismo y como me califico o descalifico?
. ¿Qué tanto escucho mi voz interior?
. ¿Me trato con consideración y con respecto?
. En esta etapa de mi vida con quien me sigo pareciendo más de mis padres y/o cuidadores)
Todos estos elementos tienen que ver con la autoestima: la consideración, la confianza, el respecto, la aceptación y revisar si esos elementos me sirven para criar a mis hijos, para cuidar a otras personas, para relacionarme con los demás
Hay personas que les cuesta mucho trabajo verse y reconocer lo que sienten; eso es un mecanismo de defensa, hay una gran negación y les cuesta aceptar que lo que hacen les duele a otros.
Otras personas tienden a aislarse y distanciarse cuando están viviendo problemas de autoestima, y este comportamiento les impide forjar relaciones fuertes, sólidas, y se desbordan fácilmente por cosas insignificantes. En estas situaciones es muy importante que la persona debe mirarse desde el niño que fue y establecer que cosas no han sanado, que emociones duelen, que situaciones lo desestabilizan y luego pasar al adulto que es y revisar que las cosas que ocurrieron en el pasado no pueden seguir afectándolo, ya pasaron y hay que pasar al perdón, escuchar la voz interior, no culpar y mirar que depende de mí y que puedo sanar.
Reconocer la situación que esto viviendo es un punto de partida fundamental para poder empezar a realizar los cambios que deseo en mi vida y forjar la autoestima que me permitirá obtener los propósitos y metas trazadas.