El cuidado de la salud mental

El bienestar mental y emocional es esencial para nuestra salud y para nuestra calidad de vida.   Mantener hábitos saludables, nos permite enfrentar de manera más eficiente el estrés y los problemas cotidianos.

El cuidado y la salud mental están íntimamente relacionados porque como especie, los seres humanos para poder ser viables necesitamos atención en diferentes etapas de la vida. Desde el día que nacemos recibimos el cuidado que nos brindan nuestros padres y familiares, luego en la etapa de educación gran parte del cuidado proviene de nuestros profesores, y cuando enfermamos, recibimos atención por personal de la salud, cuidadores externos, y/o nuestro círculo familiar. Igualmente, así como recibimos cuidado, también ejercemos tareas de cuidado cuando nos convertimos en padres, cuando algún miembro de nuestra familia enferma, cuando por razones de trabajo velamos por una población determinada de personas y muchos momentos más. Cuando se mira el cuidado no solo desde el enfoque de la profesión de enfermería cuya trabajo  va más allá de la enfermedad y conlleva un altísimo sentido de responsabilidad y comprensión, sino desde las actividades de la vida diaria de cualquier ser humano, vemos que estas nos  producen   bienestar físico y emocional y es allí precisamente en ese relacionamiento con otras personas,  donde se da el cuidado de la salud mental, pues cuando comprendemos las verdadera necesidades de cuidado  de las otras personas, estamos aportando al bienestar social y personal, y estamos  generando  relaciones positivas y gratificantes, por lo tanto el cuidado es una actividad humana que se define como una relación y un proceso que va más allá de la enfermedad  y que nace de la misma vulnerabilidad del ser humano.

El cuidado se teje día a día en la forma como nos comportamos como individuos y vamos ampliando esas actividades hacia otros frentes:

  • El Cuidado colectivo.
  • El Cuidado del Planeta
  • Garantizar los derechos que tenemos todas las personas a ser cuidadas
  • Garantizar los derechos de esas personas que se dedican al cuidado de los demás.
  • Fomentar el autocuidado lo que adquiere gran relevancia cuando estamos enfocados en cuidar a otra (s) persona por todo lo que implica el estar bien para poder desempeñarnos bien.

El interés por el cuidado se extiende a nivel global y macro, es un elemento dinamizador y de economía que hay que darle el valor que le corresponde y cada día hay mayor interés de algunos estados y organismos en incursionar en la economía del cuidado porque si se pone en términos de mercado, el cuidado es un bien y un servicio que se presta y que permite a la sociedad actuar en diferentes áreas.

Aún falta mucho por trabajar para reconocer su importancia y valor; es un proceso evolutivo en cuanto a su concepción que casi siempre ha estado considerado como un asunto doméstico ejercido en altísimo porcentaje por las mujeres.

El cuidado demanda energía, tiempo, estudio y tiene como propósito generar bienestar. Existen cuidados remunerados que son los que cumplen las personas profesionales, técnicos y auxiliares con formación en el área de la salud, cuidados domésticos como aseo y limpieza entre otros, y cuidados no remunerados que tradicionalmente no se reconocen y por lo general son los que se dan al interior del hogar que implican una gran cantidad de actividades y responsabilidades.

Cada vez se hace más evidente que ese cuidado dentro del hogar debe ser incluido y medido económicamente y reconocido dentro de la economía de los estados.  Muchos países ya están estudiando cuando vale y cuanto demanda ese trabajo que prestan en su mayoría las mujeres, y están reconociendo la desigual distribución del trabajo doméstico y de cuidado entre hombres y mujeres.  En Latinoamérica ya se está trabajando en la construcción de sistemas integrados de cuidados y por ello se está evaluando cuales son las poblaciones que requieren esa atención de cuidados, y como remunerar todos los cuidados, lo que implica un costo económico muy alto pero que definitivamente todos los países tendrán que ir abordando y reconociendo el cuidado como un derecho individual   pero también como un derecho universal y progresivo.

Cada vez se hace más evidente que ese cuidado dentro del hogar debe ser incluido y medido económicamente y reconocido dentro de la economía de los estados.  Muchos países ya están estudiando cuando vale y cuanto demanda ese trabajo que prestan en su mayoría las mujeres, y están reconociendo la desigual distribución del trabajo doméstico y de cuidado entre hombres y mujeres.  En Latinoamérica ya se está trabajando en la construcción de sistemas integrados de cuidados y por ello se está evaluando cuales son las poblaciones que requieren esa atención de cuidados, y como remunerar todos los cuidados, lo que implica un costo económico muy alto pero que definitivamente todos los países tendrán que ir abordando y reconociendo el cuidado como un derecho individual   pero también como un derecho universal y progresivo

¿Quiénes requieren cuidado en un sistema de cuidado?

  • Niños y niñas para garantizarles su desarrollo a través de la atención y el cuidado.
  • Personas en situación de dependencia (transitoria o permanente) por razones de discapacidad, envejecimiento enfermedad.
  • Los trabajadores del cuidado sean remunerados o no debido al trabajo que prestan ya que muchos de ellos deben dejar sus actividades propias para poder atender o responsabilizarse cuidar a otra persona.

Un sistema de cuidado debe articular los programas y servicios ya existentes y los nuevos para atender las demandas de cuidado de manera corresponsable entre el distrito o parte local, la nación, el sector privado, las comunidades y los hogares.

La OIT Organización Internacional del trabajo, dice que un sistema de cuidado debe cumplir con el modelo de las tres R.

  • Reconocer: La realidad que existe del trabajo de cuidado que desarrollan en un alto porcentaje las mujeres.      Remunerarlo.
  • Redistribuir: Redistribuir la carga del cuidado al interior del hogar para que los hombres aprendan a cuidar y compartan las tareas domésticas.
  • Reducir el trabajo de cuidado y facilitar espacios seguros y de cuidado para los hijos y pacientes de quienes  ejercen esta función, para que ellos puedan destinar un tiempo con tranquilidad, a estudiar y seguir construyendo sus proyectos de vida.

Salud Mental

La salud mental y el cuidado van de la mano, porque cuando afirmamos que el cuidado es interelacional, también estamos cuidando desde el punto de vista emocional, y esto aplica tanto al cuidado que ejercemos dentro del hogar como en nuestro trabajo, relaciones y demás. Lograr una gran salud mental debe convertirse rigurosamente en una meta en todo el planeta.

La OMS “Organización mundial de la salud” define la Salud como el estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Muchas veces podemos no estar enfermos, pero estamos insatisfechos con nosotros mismos, nos sentimos mal social, mental y físicamente.

La salud mental y la salud física han estado separadas tradicionalmente pero ahora tenemos una mayor compresión y conocimiento de la dependencia el uno del otro y por lo tanto reconocemos que estos conceptos, están integrados. Sabemos que si no estamos bien mentalmente no podemos estar bien físicamente.  Ese bienestar psicológico redunda en todos los aspectos del ser humano, en su vida familiar, social, laboral y a nivel macro porque para poder dar resultados es indispensable sentirse bien consigo mismo.

La salud mental es un estado dinámico que es cambiante: es diferente el estado mental de un niño, un adolescente o un adulto. Hay un estado mental individual y uno colectivo, y de acuerdo con la región y cultura donde vivamos, este estado mental también cambia.  Es determinante tener un bienestar psicológico para poder tener un adecuado desarrollo humano, para saber manejar el estrés y para tomar decisiones.

Enfermedad mental y trastorno mental.

Por lo general las personas no tenemos claras la diferencia entre estos dos términos, pero la principal diferencia radica en el impacto negativo y extremo en áreas vitales de nuestra vida.

Enfermedad mental:  Estas tienen un origen orgánico en las estructuras cerebrales y en el equilibrio bioquímico del cuerpo. Algunos ejemplos de enfermedades mentales son  la esquizofrenia y el trastorno bipolar, que se originan en un funcionamiento disfuncional del sistema nervioso.  Alteran la forma de pensar de una persona, su comportamiento y su estado de ánimo y deben ser controlados  con medicamentos farmacéuticos, apoyo psiquiátrico  entre otros.

Trastornos mentales:  Estos son la ansiedad social o generalizada, las fobias y se desarrollan debido a nuestra forma de actuar ante las emociones y pensamientos que se nos presentan en diferentes contextos, sin que haya ningún tipo de disfunción en nuestro sistema nervioso.   Los trastornos mentales al ser adquiridos pueden ser tratados y superados.

Como saber si estoy atravesando problemas de salud mental:

Algunas señales que nos advierten que estamos pasando por una situación compleja  que podría estar afectando nuestra salud mental y que debemos atender a la mayor brevedad posible con un especialista son: Dejar de compartir con personas o situaciones que solía disfrutar.

  • Padecer de trastornos del sueño como el insomnio 
  • Tener los niveles de energía muy por debajo de lo normal
  • Consumir drogas o alcohol en exceso
  • Sufrir cambios de humor repentinos que afectan sus relaciones. Reaccionar violentamente a determinadas situaciones.
  • Rechazar la compañía de las personas. Aislamiento, querer vivir encerrados.
¿Cómo cuidar la salud mental?
Realizando acciones sencillas, pero de gran impacto que nos llevan a vivir en calma, podemos disminuir sensaciones tales como el estrés y la ansiedad y aumentar nuestros niveles de energía. Algunos tips recomendados son:

  • Alimentación saludable: Revisar lo que comemos y diseñar un plan de comidas balanceadas, con buena hidratación, repercuten favorablemente en el bienestar. Disminuir consumo de azúcar, grasas, alcohol.

  • Hacer ejercicio: Salir a caminar varias veces por semana alrededor de 30 minutos o hacer pequeñas caminatas durante el día. Bailar, realizar rutinas de ejercicios que se encuentran disponibles en diferentes plataformas de internet. No hay excusas para no hacer ejercicio.

  • Dormir bien: Tener un horario constante para acostarse y preocuparse por lograr un sueño de calidad y suficiente. No mirar pantallas por lo menos una hora antes de acostarse.

  • Meditar y practicar la gratitud:  Esta actividad realizada en las primeras horas de la mañana generar bienestar y calma. Existen muchas aplicaciones que enseña estas técnicas de meditación y relajación. No podemos olvidad dar gracias por todas las bendiciones diarias. Escríbalas.
  • Relacionarse con los demás:  El contacto social con familiares, amigos, colegas es indispensable para sentirnos animados, estimados y felices.
  • Practicar Hobbies: Escriba, lea, pinte, haga crucigramas, rompecabezas o cualquier otro tipo de juego que nos haga cambiar de rutina y nos distraiga amenamente.

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