Viviendo sanamente el duelo

No podemos detener las olas del mar, pero si podemos aprender a surfearlas”. Jon Kabbat Zinn.

Lo que quiere decirnos el Dr. Kabbat Zinn, fundador de la técnica Mind Fulnes o conciencia plena, al emplear esta metáfora, es que al igual que las olas que van y vienen permanentemente, algunas suaves, pero otras con una intensidad brutal, es que   debemos aprender a enfrentar los momentos difíciles y dolorosos, a surfearlos, sin resistirse, sin quejarse y sobretodo sin dejarse hundir.

En las diferentes etapas de nuestras vidas se presentan eventos significativos, perdidas de diversa clase que nos afectan, y nos trastornan la vida, siendo  la más dolora para la mayoría de las personas, la pérdida de un ser querido, pero también están las perdidas amorosas como la ruptura con la pareja, o una separación que implica un distanciamiento largo de un familiar que debe irse a vivir a un país lejano, la muerte de una mascota, una pérdida económica, o también la pérdida de un objeto importante entro otros. Todos ellos nos causan un dolor, una pena que a veces no sabemos atender.

¿Qué es el duelo?

Es la reacción natural, ante alguna de las perdidas mencionadas. Es una reacción emocional y de comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe. Incluye componentes psicológicos, afectivos, sociales con una intensidad y duración proporcionales a la dimensión y significado de la perdida. Entonces, se generan tensiones musculares, respiratorias y otras manifestaciones, pensamientos diversos sobre lo que se tenía, sobre lo que se perdió, e incertidumbre sobre que va a pasar de ahora en adelante, como va a ser la vida sin esa persona, o sin ese trabajo, o aquello que, que ya no se tiene.

Desde la infancia estamos construyendo nuestra historia de aprendizaje ante diferentes eventos.  En el caso de las perdidas, podemos revisar como hemos enfrentado esos momentos, como era nuestro vínculo con la o las personas involucradas en la perdida y como las asimilamos, y cómo podemos manejarlos cuando se presentan de nuevo, si requerimos de ayuda, si debemos acudir a las redes de apoyo, si compartimos el dolor o no, y como hemos experimentado otras perdidas, como las hemos asimilado y que reacciones hemos tenido.

¿Cuáles son las manifestaciones más comunes en el duelo?

A continuación, relacionamos algunas de las manifestaciones más comunes en un duelo:

  • Emociones: Ira, enfado, angustia, apatía, culpa.
  • Sensaciones: Vacío en el estómago ,  opresión en el pecho, boca seca.
  • Cogniciones: Preocupación, incertidumbre, repetición de pensamientos que causa incomodidad.
  • Conductas: distracción, alteración del sueño y de la alimentación.

¿Cuáles son las ideas irracionales?

Cuando se vive un duelo también es común que se presente aquello denominado “Ideas irracionales”. Son creencias o pensamientos que no son reales, que causan angustia y malestar. Son ideas que tenemos adentro de nosotros y que nos hacen actuar de forma equivocada de tal manera que nos causamos estrés. Por ejemplo, a veces nos tratamos mal y nos repetimos frases tale como:  soy débil, soy incompetente, los demás no me respetan, fue mi culpa y muchos otros pensamientos dañinos que muchas veces se van fortaleciendo e instalando en nuestra mente. Es decir, estamos “contribuyendo” con nuestro propio estrés y por lo tanto es necesario combatirlos sea cual sea la situación, mediante el uso de la conciencia plena, tomar acción y no generalizarlos sino dejar que pasen como si fueran nubarrones negros, y darle entrada a los pensamientos sanos que nos calman.  

Esto no significa evitar el dolor: sentir dolor, tristeza, pena es natural, es necesario y eso hace parte de un duelo.  Pensar en lo que sucedió es normal, pero debemos evaluar aspectos tales como, con qué frecuencia estamos teniendo esos recuerdos, esos pensamientos, esas sensaciones para no caer en el sufrimiento, es decir en el no querer hacer nada y sumirnos en una infelicidad permanente. Es necesario actuar. Una forma es no esconder nuestras emociones, llorar cuando sintamos la necesidad, hablar con los demás, oír a las otras personas que también están atravesando el mismo duelo y por lo tanto también están afectadas y compartir el dolor sanamente.

¿Qué hago con mi dolor?

El dolor puede estancarse o complicarse por muchas variables.

A nivel social hay dos factores que entorpecen el normal proceso y uno de ellos es eludir el duelo. Como parte de una sociedad, tratamos de omitir el duelo, de no llorar, de alejarnos de la situación, pero es necesario entender que todo ser humano necesita vivir el duelo y no es posible superarlo si lo evitamos y lo ignoramos.

El otro factor es intentar poner normas al dolor, es decir tipificarlo, que significa tratar de poner normas para que todos vivan el dolor de la misma manera. Esto no es posible, porque cada ser humano como individuo que es, experimenta las emociones de una manera e intensidad diferente. La muerte de un hijo, es una perdida muy significativa e importante para sus padres, y el dolor que causa puede vivirse y manifestarse de maneras muy diferentes.

Durante años se nos ha dicho, que para superar un duelo debemos pasar por diferentes etapas o fases, sin embargo el psicólogo y miembro de la Asociación Americana de Psicología J.W. Worden, considera que este manejo puede colocar a las personas en una actitud pasiva y por lo tanto se limitan a esperar que pase el tiempo sin tomar acciones. El definió una serie de tareas que llevan a las personas a abrirse a sus emociones sin juzgarlas y darles sentido para ir poco a poco asumiendo la perdida. Las 4 tareas que él recomienda para enfrentar y supera un duelo son:

  1. Asumir la realidad de la perdida. Es decir, aceptar la realidad a nivel racional y emocional. Si se perdió un ser querido, debemos plantearnos que implica esa pérdida para mí y quien era esa persona para mí, que se perdió. Cuando hay muertes repentinas las personas suelen sentir que ese ser querido no se ha ido, que va a volver; es decir niegan el duelo. Empiezan a ver en la calle personas parecidas, a oír voces parecidas. Niegan que la persona se fue y dejan sus cosas intactas como la habitación, sus elementos de aseo en el baño etc. En otros casos se minimiza la situación, tratan de hacer ver que la persona fallecida ya no era tan importante, sacan todas sus cosas rápidamente, se van de viaje, cambian de vivienda, pensando que esa es una solución para disminuir el dolor, o bien acuden a secciones espiritistas, pero la verdad es que están dificultando la elaboración del duelo. Son reacciones dañinas y es necesario aceptar la realidad y asumirla, vivirla sanamente.
  2. Elaborar las emociones del duelo: Las emociones luchan por salir del cuerpo, y es importante atenderlas y afrontarlas, comprender que estoy sintiendo, acogerlas para así saber qué es lo que necesito. En esta tarea es muy normal, que las personas digan que sienten dolor físico, dolor en el corazón, vacío en el estómago, enfado y también culpa. Es necesario vivir el dolor emocional y no tratar de evitarlo, utilizando pastillas, o drogas o refugiándose en el alcohol, pues todo esto lo que hace es prolongar el duelo. El dolor define la experiencia emocional tras una herida y es definitorio en el duelo. Hay que permitirnos sentir dolor, hablar lo que se quiera sobre esa perdida, exteriorizar la rabia, sacar toda esa tristeza.
  3. Aprender a vivir en un mundo donde esa persona ya no está presente: En un duelo sano, esta tarea empieza a resolverse más o menos a los tres meses aproximadamente. Esta tarea involucra, reconocer cuales eran los roles que hacia esa persona, y que ahora debo asumir. Es muy probable que se sienta mucha frustración, por el desconocimiento que se tiene sobre esas tareas nuevas, pero lo positivo es que una vez que se van aprendiendo y desarrollando nuevas habilidades, se va disminuyendo la angustia, y la autoestima aumenta.
  4. Recolocar emocionalmente en nuestro mundo interior la persona que falleció y seguir viviendo. Esta última tarea consiste en encontrar un lugar para la persona que se ha ido que le permita a la persona estar vinculada con ella, pero de forma que no le impida continuar con su vida.  Esto no implica olvidar esa persona, sino aprender a convivir con el pasado para poder vivir con el presente, pero para lograr esto, es necesario haber cumplido con las tres primeras tareas.

Existen diferentes tipos de duelo:

. Duelo crónico: Si al cabo de un año el dolor intenso continua, sentimos que no hemos podido superar esa perdida, desarrollamos conductas des adaptativas

. Duelo anticipatorio; cuando se toma consciencia de la muerte de un ser querido sobre todo cuando el medico nos indica la proximidad del fin.

. Duelo por desaparición: Cuando hay una persona desaparecida no hay un cuerpo, no hay funeral, entonces, aceptar la realidad de la persona es muy difícil y se tiende a emprender acciones, de búsqueda, a través de los medios de comunicación etc. 

. Duelo por suicidio. Genera   incertidumbre, culpa, interrogantes: si yo hubiera hecho tal cosa, habría evitado que esto pasara.

. Duelo por muerte perinatal: Cuando hay una pérdida de un hijo que se esperaba con ansiedad.

En la gran mayoría de estos casos es recomendable buscar ayuda terapéutica para aprender a identificar que tareas no se han realizado y poder llevarlas a cabo adecuadamente de manera que permitan superar el duelo sanamente.

Una forma de saber que ya hemos superado el duelo es cuando podemos recordar a la persona con calma, sin dolor ni angustia, cuando aceptamos lo que pasó, cuando enfrentamos correctamente esas olas emocionales que parece que no nos van a dejar salir a la superficie, cuando no nos dejamos ahogar, y continuamos viviendo nuestras vidas.


 

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