Apoyo a cuidadores

La tarea de cuidar a una persona enferma, exige una serie de responsabilidades y compromisos, así como de cambios en la vida personal. Definir ese tiempo no es posible, por lo tanto, es indispensable prepararse y sobretodo cuidarse adecuadamente.

Cuando enferma un ser querido en nuestra familia o círculo cercano que requiere atención y cuidado por cuanto ya no puede valerse por sí mismo, siempre surge la pregunta sobre quien se va a hacer cargo. Existe la alternativa de contratar personas preparadas para el cuidado, como enfermeras, o cuidadores, pero en una gran mayoría de casos, no es posible contratar personal externo siendo necesario que un familiar se responsabilice de su atención.

Esa persona que resuelve aceptar esa tarea, en la mayoría de los casos es una mujer, y por lo general no está preparada para asumirla, razón por la cual es importante que contemple dos aspectos primordiales al iniciar este compromiso.

Un primer aspecto es revisar esa situación que se presentó y que genera tanta incertidumbre. Esto implica comprender la realidad de la persona a cuidar y la realidad del cuidador.

En cuanto a la realidad de la persona a cuidar se debe evaluar:

  • Tipo de enfermedad. Crónico, terminal, incapacitante etc.
  • Pronóstico. ¿Es una enfermedad larga, degenerativa, tiene limitaciones? puede recuperarse?
  • Qué posición ocupa esa persona en la familia: Es el proveedor del hogar, es un hijo, es alguno de los padres, o es un abuelo. Dependiendo de ese ciclo así también va a ser el impacto en el cuidador.
  • Manejo y atención: ¿Qué requerimientos demanda? (terapia, medicamentos, rehabilitación entre otros).

En cuanto a la realidad del cuidador:

  • ¿Qué sentimientos y emociones se generan a partir de esta nueva situación?
  • Cuáles son las funciones que debo desarrollar, horario y repercusiones en mi vida personal y mi entorno familiar.
  • ¿Qué pasa con la parte económica pues seguramente hay que renunciar a un trabajo remunerado para poder dedicar la debida atención a mi familiar y como se va a suplir ese ingreso.
  • ¿Cómo debo prepararme? ¿Cómo me va a afectar esta situación y como debo actuar?

Ante esta nueva realidad una gran mayoría de cuidadores empiezan a desarrollar estrés y enfermedades porque no saben pedir apoyo y creen que están solos. Es importante tener claro que no son los únicos viviendo esa condición, y que existen ayudas tanto externas como las internas que son aquellas que nosotros mismos podemos crear dentro de nuestra familia para manejar el compromiso con mas tranquilidad y repartir cargas.

Un segundo aspecto a evaluar pero que a veces para muchos cuidadores no está muy presente, es la satisfacción que implica atender al ser querido, brindándole todo el apoyo y amor incondicional que podemos entregar en esa circunstancia de su vida. Cuando miramos este trabajo como una oportunidad de ofrecer apoyo, cariño, compañía, entre otros, la tarea de cuidado se hace más liviana emocionalmente.

Por lo tanto, al empezar a ejercer ese cuidado se viven una serie de emociones encontradas: Compasión y rabia, satisfacción y limitaciones, juzgamientos por parte de la propia familia que alaba nuestro trabajo pero que también nos exige y juzga, desolación porque vemos que muchas cosas de nuestro entorno se van transformando y ya no es posible o se hace más difícil tener nuestra lugar de vivienda como nos gusta, pues que se encuentra invadido de máquinas, medicamentos , ayudas para movilizar al paciente, y demás. Se hace evidente entonces, que se requiere de un gran apoyo tanto familiar como social y por supuesto económico.

¿Que necesitamos para cumplir la labor de cuidado con eficiencia? 

  • Información: buscar asesorías, charlas, documentos sobre la enfermedad y el cuidado del paciente. Verificar que las lecturas que se hagan en Internet provengan de páginas confiables.
  • Asistencia oportuna: estudiar o identificar donde se puede obtener atención y soluciones a situaciones concretas. 
  • Cuidado compartido: concientizar a nuestro núcleo familiar que necesitamos su apoyo y comprensión, así como también obtener el apoyo médico conveniente. No es posible realizar esta tarea solos.


Para lograr estos apoyos es necesario cumplir estos tres pasos:

1. Identificar todos los problemas y riesgos que tiene la enfermedad, los síntomas y manifestaciones y como nos vamos a ver afectados.

2. Solicitar el apoyo y ubicar los sitios donde voy a obtener la información.

a. Identificar el Sistema de salud.

b. Buscar redes de apoyo: En primer lugar, está la red familiar. De acuerdo como está constituida y al grado de ocupación de los miembros, definir las tareas y ayudas que esperamos recibir. Buscar también apoyo en las redes de Instituciones y asociaciones especializadas en la enfermedad de mi paciente

3. Tomar acción: Además de analizar toda la situación de la enfermedad del paciente, debo tomar decisiones sobre cómo voy a cuidarme adecuadamente para no enfermarme ni dejarme afectar por la condición de mi ser querido/paciente.

El sistema de salud colombiano declara que todos tenemos derechos a la salud. Este sistema constituye un apoyo fundamental para los cuidadores. Es muy importante conocerlo para establecer que nos ofrece y en qué proporción según la enfermedad que estamos atendiendo.

Cuando conocemos adecuadamente cómo funciona nuestro sistema de salud y hacemos valer esos derechos y los empleamos correctamente, el trabajo como cuidador se facilita. Por ejemplo, resulta muy valioso saber cómo proceder para lograr medicamentos, o como proceder a reclamar una pensión en caso de una enfermedad catastrófica, o como recurrir a los cuidados paliativos para mejorar la calidad de vida de una persona bien sea con una enfermedad terminal o una enfermedad larga sin posibilidades de recuperación.

Calidad de Vida del Cuidador:

Parte de la responsabilidad del cuidador en el ejercicio de su tarea, está el identificar su propia situación y no dar espacio a la indiferencia y al descuido de su salud mental y física. No se debe aplazar la decisión de afrontar la realidad propia y constantemente debemos revisar que tanto espacio nos estamos dedicando para descansar, para relacionarnos con los demás, para consentirnos, para desarrollar una actividad que nos gusta y establecer a consciencia cuales son nuestros límites.

Por lo tanto, debemos:

1. Desarrollar un estilo de vida saludable:

Alimentarnos adecuadamente.

Comer tranquilo

Dormir suficiente

Hacer ejercicio físico regularmente

2. Aprender a sentirse tranquilo:

Resolver problemas a tiempo. Anticiparse.

Pensar en cosas agradables cuando descanso y no únicamente en la situación del paciente.

3. Alejar sentimientos de culpa:

No sentirse responsable de las complicaciones, de los juzgamientos y de los errores Involuntarios.

Si acepto la realidad con sus limitaciones, aligero mi angustia.

4. Dejar de preocuparnos:

Ponerme en acción y aprovechar lo que se ha aprendido de la experiencia y ocuparme para evitar preocuparme. Tener fe y actuar.

5. Confiar:

No pretender querer hacer todo. Aprender a confiar en los demás para repartir las tareas. Apoyarnos en los demás para mejorar mi calidad de vida.

“Tener fe no quiere decir que no tengamos dificultades en la vida, sino que somos capaces de afrontarlas sabiendo que no estamos solos”. Papa Francisco.

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