El dolor y su manejo

¿Qué es el dolor?

El dolor es un signo de enfermedad y la causa más frecuente de consulta médica, así como también la razón más corriente de solicitud de medicamentos sin una formula médica.

Un dolor es en principio, un mecanismo de defensa, cuya función es detectar y localizar los procesos que dañan las estructuras corporales, pero es también un fenómeno subjetivo por que, dependiendo de la persona, un mismo estímulo doloroso puede sentirse de forma diferente. Por ejemplo, si dos personas se fracturan la clavícula, el dolor que cada uno siente es diferente.

Por siglos se ha buscado dar una única definición al término “Dolor” pero dado su complejidad y diversidad, resulta casi imposible ya que la forma como experimentamos y vivimos el dolor es diferente para cada persona. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud OMS, lo define como “Una experiencia sensitiva y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular real o potencial".

Una irritación de garganta, un pequeño corte en un dedo, trabajar por horas en el computador hasta sentir molestia en la muñeca, o un golpe en una rodilla al practicar un deporte, son situaciones que nos llevan a expresar incomodidad y por lo tanto dolor. Cuando nuestro cuerpo sufre algún tipo de lesión, los nervios envían millones de mensajes al cerebro y el cerebro nos hace sentir dolor. Necesitamos experimentar esa sensación de dolor, para saber que necesitamos atención y cuidados. El dolor siempre es una alerta, y nos obliga a tomas acciones para evitar que este siga progresando o lesionándonos más. Si todos los días al levantarnos sentimos mareos y dolor de cabeza, estos malestares pueden ser el anuncio que se está presentando algo que no está bien en nuestro organismo y por lo tanto debemos consultar un médico que realice una serie de exámenes para establecer cuál es la razón de esos dolores.

Características del dolor:

Resulta muy difícil enumerar las características, debido a la variedad de dolores existentes, pero sin embargo a nivel médico se emplean unas guías que ayudan a su interpretación.

Por localización: el lugar dónde se presenta el dolor: Pecho, abdomen, huesos, cabeza etc.

Por tipo de dolor: punzante, opresivo, quemante (sensación de ardor como el caso de herpes zoster), pulsátil (rítmico asociado al pulso, dolores de cabeza intensos, abscesos) tipo cólico, tipo cortante.Esta información orienta al médico sobre cuál puede ser el origen.

Por la duración: cuando inició, cuanto lleva.

Por la frecuencia: el dolor se presenta cuando siento frio o calor, o cuando me agacho, o cuando recuesto el brazo de cierta forma.

Por la Intensidad: el dolor puede ser Agudo, fuerte, severo, bajo.

Por la irradiación: hasta donde se extiende el dolor: ¿Desde los dedos de la mano hasta el codo? ¿Desde el hombro hasta el cuello? ¿Irradia toda la columna?

Por los síntomas: el dolor va a acompañado de cosas que nadie más puede ver: mareo, náuseas, debilidad, dolor de cabeza, visión borrosa.

Por lo signos acompañantes: son las cosas que se pueden ver y percibir en la persona que siente dolor: palidez, sudoración, escalofrío, afasia (expresiones de la cara).

Por los factores agravantes: son las situaciones que hacen que el dolor empeore, como por ejemplo el frio, un movimiento, una posición específica, al caminar.

Por los factores atenuantes: Son las situaciones que hacen que el dolor disminuya: al aplicar calor local, cuando descanso, cuando tomo baños de agua fría, cuando me acuesto.

Por los Medicamentos: son las reacciones que presento cuando tomo medicamentos: el dolor disminuye, se atenúa o me mejora del todo.

Clasificación del dolor: los dolores se clasifican por el tiempo de evolución, por el origen y localización.

Por el tiempo de evolución: pueden ser crónicos o agudos. Los crónicos son más tolerables, son principalmente un dolor constante y que se mantiene en el tiempo por diversas enfermedades o problemas. Un ejemplo podría ser la artrosis; las consultas al médico pueden dilatarse y se atiende en algunos casos con remedios caseros, hasta que se haga necesario ir al médico.

Los agudos: son muy intensos, inician por lo general abruptamente por la aparición de enfermedad, lesión o inflamación y obligan a consultar al médico rápidamente.

Por el origen puede ser: nociceptivo o neuropático.

Nociceptivo hace referencia a los daños causado en la piel: Raspones causados por una caída, machucones, pellizcos, exposición del cuerpo al calor. Nuestra piel tiene unas células que se llaman neuroceptores y cuando estas detectan que hay daño en los tejidos mandan señales a la persona que lo alertan. Por ejemplo, si tocamos una superficie muy caliente, recibimos una señal, que nos obliga a retirar la mano para no quemarnos. Si no fuera por esas señales, nos haríamos mucho daño.

Neuropáticos: son dolores largos, intensos, muchas veces aparecen sin previo aviso y se producen en el sistema nervioso, es decir son de origen neurológico. Puede transcurrir mucho tiempo hasta que la persona comienza a sentir síntomas. Por lo general se producen en las articulaciones: hombros, rodillas, manos, etc.

Localización: de acuerdo con el sitio donde se originan los dolores pueden ser:

Somáticos: tiene que ver con los daños en ligamentos, pie, huesos, articulaciones.

Viscerales: pulmones, corazón, órganos del aparato digestivo, circulatorio, reproductor y excretor.

¿Se puede medir el dolor?

Existen herramientas visuales y auditivas que se emplean para poder establecer la intensidad del dolor en un paciente, llamadas escalas de dolor.

Por ejemplo, con los niños se suele manejar una escala de “ Caritas” mediante la cual el niño puede fácilmente señalar que tan fuerte es su dolor.

La otra escala es la denominada escala “Análoga del dolor o numérica” que va de 0 a 10 donde cero es casi ausencia de dolor hasta 10 que es el máximo nivel del dolor y esta se puede comparar con la escala de caritas. Muchas veces un paciente puede señalar una carita tranquila, pero su propia cara refleja mucho dolor. Siempre se debe respetar y comprender lo que dice el paciente.

¿Cómo manejar el dolor?

Los dolores siempre deben ser atendidos por los médicos que son los únicos autorizados a formular y por el personal de salud requerido para realizar los tratamientos respectivos.El manejo del dolor se trata con:

Analgésicos: son los que actúan directamente sobre el centro nervioso, no producen inconsciencia y el paciente está activo.

Anestesia: el paciente pierde consciencia, está desconectado

Terapias para tratar el dolor de una cirugía, lesión o enfermedad. Aplicación de calor y frio para lesiones osteomusculares, dolores abdominales, inflamaciones etc. El calor ayuda a dilatar, relajar y disminuir el dolor y el frío ayuda a desinflamar, calmar dolores de cabeza, y migrañas muy fuertes.

El dolor puede provocar cambios no solo en la salud física sino también emocional y presentarse problemas de depresión e insomnio. Un adecuado manejo con musicoterapia, meditación, o imaginación guiada que es una técnica que ayuda a generar sustancias de alegría, bienestar, mediante la atracción y visualización de aspectos positivos en diferentes escenarios, puede ayudar notablemente a los pacientes a disminuir el estrés y la ansiedad. Los cuidadores pueden contribuir a la recuperación o mejoría de sus pacientes, no solo atendiendo las indicaciones médicas, sino empleando estos tratamientos complementarios, en ambientes agradables y cálidos, y manejando siempre una actitud cariñosa, respetuosa y comprensiva que permita al paciente manifestar con sinceridad sus sentimientos y angustias.

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