Fortaleciendo mi libertad interior

Entendemos la libertad como un derecho fundamental, sagrado e imprescindible que tenemos como seres humanos. La libertad como valor, es la facultad para decidir cómo actuar según nuestros criterios y voluntad; como pensar, qué hacer, qué decir o que callar, incluso para hacer el bien o el mal a partir del libre albedrío. Por esa razón debemos actuar de forma responsable y consciente, respetando a los demás.
Desde el punto de vista filosófico, la libertad se relaciona con los principios éticos y morales, ya que es inherente al ser humano y forma parte de otros tipos de valores humanos y por ello la libertad se nos debe garantizar y proteger en cualquier en cualquier lugar y debe ser regulada para llevar una sana convivencia y desarrollo social.
La libertad hace referencia a la idea de vivir de manera digna, libre de esclavitud o de cualquier otro modo de coacción que limite el bienestar y las acciones de un individuo y es precisamente a causa de la interrupción de la libertad, el maltrato y las vejaciones que ejercieron los nazis en la segunda guerra mundial a millones de seres humanos que surgió el concepto de logoterapia creado por el austriaco Viktor Frankl, médico neurólogo, psiquiatra y autor de libro “El sentido de la vida” quien vivió los horrores de la guerra en dos campos de concentración, y quien a partir de sus propias experiencias concluyó que cuando se tiene un porque vivir se puede resistir cualquier cosa y lo resume en la siguiente frase:
“Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas –la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino."
Dice también Viktor Frankl: La libertad interior es la libertad de ser tú mismo cualesquiera que sean las circunstancias. La verdadera clave de nuestras vidas no está en lo que nos sucede, sino en cómo respondemos a lo que nos sucede.
¿Dónde se alberga esa libertad humana en nosotros?
Cada persona es una unidad única, irrepetible, indisoluble e intransferible. Somos una unidad biopsico-espiritual-social y no podemos fragmentar estos espacios porque perdemos unidad. Perder la unidad es perder la imagen real de la persona.
Para entender más este concepto imaginemos dos personas reunidas compartiendo un espacio (aspecto social) conversan con sus cuerpos (aspecto biológico) comparten emociones, sensaciones (aspecto psicológico) y entablan una relación de unión, de comunión. (aspecto espiritual).
El espíritu es invisible, y lo que nos hace específicamente humanos. Desde la dimensión humana tenemos un poder desafiante del espíritu lo que significa que todos nosotros tenemos una serie de condiciones: el sitio donde nacimos, la familia, la educación, la cultura donde crecimos, lo que hemos vivido etc., y gracias a esos condicionamientos tengo el poder de oponerme o no a ellos: me quedo con lo que me dan o me opongo y me desafío a mí mismo para realmente tomar una decisión sobre mi libertad. Esa área de libertad humana hace que yo con mis motivaciones, con mis dones, pueda tomar postura ante lo que estoy viviendo y ahí decido que quiero elegir, que quiero para mí y para mi futuro en la vida. Nosotros siempre estamos eligiendo en libertad, con consciencia y a veces no muy conscientemente. Por eso, es muy importante darnos cuenta que siempre estamos eligiendo.
Al elegir somos dueños de nuestro futuro. Existe un recurso espiritual que nos permite ayudar a manejar esa libertad humana que se llama el auto distanciamiento que es la habilidad de salir de mi mismo y contemplarme desde afuera y preguntarme: quien soy, de dónde vengo, cuáles son mis cualidades, fortalezas, debilidades, cuáles son mis áreas de desarrollo. El auto distanciamiento también me ayuda a autorregularme en la parte emocional: como me manejo, que hago, que no hago y también me ayuda a verme de una manera diferente y desde esa libertad de espíritu, desde esa concepción que tenemos, puedo mirar, tomar la decisión de cambiar, de mejorar, de crecer en cualquier momento de nuestra vida.
En conclusión, los seres humanos tenemos la libertad de elegir la actitud ante la vida independientemente de la circunstancia que sea, pero mi libertad interior es solo mía.
Somos libres para realizar valores y para encontrar el sentido de la vida y esto se manifiesta de dos formas:
1. En el sentido del momento. Cuando me siento vivo, tengo retos, tomo posición ante la vida, me siento parte del entramado de la vida. Soy protagonista, y cuando soy protagonista tomo decisiones, elijo y actuó en consecuencia.
2. En el sentido último de la vida: Cuando veo las cosas negativas, tristes, siento el mundo caótico, soy una víctima, no puedo hacer nada y siento que se deben cumplir con mis exigencias, y pienso que de mí no depende nada. Dependo de las circunstancias y espero un milagro de la vida para que las cosas se den como yo espero.
Esa libertad interna de ser protagonista o víctima se llama libertad moral y tiene la gran posibilidad de dirigirnos hacia donde queremos a través de nuestros pensamiento y voluntad.
Del pensamiento porque tenemos una razón que nos dice que las cosas se deben o no se deben hacer y a través de la conducta porque es la voluntad para querer hacerlo y de esa forma realizamos valores.
Esos son los valores que dan sentido a la vida que se clasifican en valores de creación, de experiencia y de actitud.
Un valor de creación es lo que yo doy al mundo, son mis ideas, mis propuestas, lo que construyo, y lo que ofrezco al mundo. Ejemplo; una obra de arte, una construcción, la música.
Un valor de experiencia es lo que yo recibo del mundo, como una sonrisa, lo que disfruto, los que me dan mis sentidos. Una sonrisa, un atardecer, el disfrute de una cena, son las cosas sensibles, los que experimento con mis sentidos.
Un valor de actitud es lo que vivimos en las situaciones límites que nos pone la vida: las pérdidas que afrontamos como la muerte de un ser querido, una ruptura, una pérdida de trabajo etc. ¿Cómo afrontamos estos momentos? ¿Como recibimos y asumimos esas situaciones? ¿Y qué aprendizaje obtenemos de esos que vivimos y como seguimos adelante? Estos tres valores conforman el sentido del momento.
El sentido último, desde un contexto laico o religioso son las respuestas que damos a las situaciones de la vida; son respuestas significativas que damos en el diario vivir.
Todos tenemos valores que nos han sido dados en nuestra casa, colegio, universidad, grupos, etc. Estos valores los hemos ido nutriendo a lo largo de la vida. Son nuestros semáforos, y son los que nos dan la orientación en la vida y dan sentido a la vida.
El ser humano es libre para ser responsable. Somos responsables para darnos cuenta lo que queremos cambiar, para darnos cuenta de nuestros pensamientos, sentimientos, emociones y actitudes y para asumir las consecuencias de nuestros actos porque somos nosotros quienes elegimos.
Podemos resignificar nuestra vida, ante las circunstancias que nos toquen vivir: Una tragedia, sufrir una enfermedad incapacitante, o tener una experiencia terrible, pero de cada uno de nosotros depende nuestra actitud. Cada día vamos tejiendo el sentido de nuestra vida, y este puedo hacerlo bien hecho, o con errores y corregir o no hacer nada.
RECOMENDACIONES.
  • Vacaciones de navidad en la selva. (Pelicula).
  • Ratatouille: Película de valores de actitud de experiencias. 
  • Intensamente. Película.
  • El sentido de la vida. Viktor Frank. Libro.

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